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¿Qué es la escritura?

En términos generales, podríamos decir que la escritura es sólo un conjunto de códigos impresos para su lectura y comprensión en un determinado idioma. Su intención es la de manifestar, expresar o comunicar un mensaje. Tener éxito a la hora de transmitir dicho mensaje conlleva técnicas que logren una conexión con quien nos lee. Sin embargo, no es tarea fácil.

Hay un sinfín de obstáculos a la hora de escribir. Trabajo, familia y el mayor ‘pero’ de todos: falta de tiempo. Ese comodín suele ser la excusa o chivo expiatorio por excelencia cuando nuestras ganas de contar una historia no son proporcionales al tiempo que dedicamos a hacerlo.

Sin embargo, escribir todos los días es posible. En Ebooks Patagonia reunimos estos consejos para que puedas lograrlo. ¡No te cierres las puertas antes de intentar! Y más importante: disfruta del proceso. Constancia con diversión pueden sincronizarse perfectamente en la práctica.

Anota ideas todos los días

Antes de entrar de lleno en las recomendaciones, hay un tip útil para desbloquear tu creatividad poco a poco. Cada día, independiente de si comenzaste a crear el hábito de escribir, anota un número de ideas que tú definas.

Pueden ser cinco, diez o quince. ¡Las que quieras y te acomoden! No es necesario que tengan coherencia entre sí, ni una utilidad más allá de usar tu imaginación. El objetivo es prepararte para el ritmo narrativo al que te enfrentarás (o te estás enfrentando) y sacarte de cualquier posible bloqueo creativo.

Durante el desayuno, en el trayecto de vuelta a tu casa desde el trabajo o antes de dormir, ¡puedes escribirlas en cualquier momento! Lo fundamental es que seas estricto y cumplas con la cantidad que te propusiste.

¿Quieres partir más simple? En vez de ideas, apunta palabras.

Siempre escribe en el mismo horario y lugar para crear un hábito.

 

Primer consejo: Crea un hábito

Dicho de otra forma: ten un ritual de escritura. Tratar de “escribir sobre la marcha” y sin una planificación básica de lo que esperas o quieres es, casi sin duda, una fórmula para que tu proyecto fracase.

Aunque el concepto de “hábito” tenga el estigma de ser algo engorroso o de mucho esfuerzo, alejarnos de él nos priva de los grandes beneficios que trae, como la rutina. La rutina nos hace comprender el acto de escribir y cómo funcionamos a la hora de hacerlo de forma más sencilla y directa. Un amplio panorama se minimaliza: ¿Mi concentración es mejor en la mañana? ¿Prefiero relatar en mi casa o fuera? ¿Permito otras distracciones en simultáneo como música o televisión?

Esas respuestas llegarán con el hábito. La base de una escritura exitosa es que siempre escojas el mismo lugar y hora para escribir. Por tanto, las condiciones para narrar deben repetirse día a día y con puntualidad. Desde diez minutos hasta una hora. Casi de madrugada o por la tarde. En la oficina o en tu sala de estar. No hay grandes secretos: la disciplina es la clave. Ejecutar lo que te propongas sin excepción.

Si un día dejas de escribir, dos días serán opción para hacerlo también. Dos días se transformarán en semanas, incluso meses, y perderás el hilo. Lo esencial es crear el hábito primero, preocuparte del acto de escribir (y qué escribir) viene después.

Segundo consejo: Apóyate con metas y hábitos pequeños

Crear un hábito sólo por el deseo de escribir es difícil. La motivación suele ser muy volátil y depende de muchos factores externos que pueden jugarte en contra: vida personal, salud, higiene del sueño, ¡hasta el clima! Son miles las eventualidades que esperan para distraerte de tu propósito.

Por consiguiente, un buen respaldo es que sumes “micro-hábitos” a tu objetivo diario. Las fechas límites de entrega (o deadlines), por ejemplo, son un gran incentivo. Si bien cada persona trabaja en distinta modalidad, la mayoría requiere una sensación de “lo obligatorio” para llevar a cabo su cometido.

Y ese sentido del “deber” puede aplicarse en pequeños cambios: lograr X cantidad de páginas a la semana, incorporar un nuevo personaje al mes, desarrollar un diálogo al que le has dado vueltas, ¡todo suma! Aparte, puedes idear un sistema de “premiación” por tus logros. Desde algo tan simple como una buena taza de café hasta un capítulo extra de tu serie favorita.

Recuerda ser conciso con lo que quieras lograr. Si escribir no es tu trabajo principal para sobrevivir —donde tengas que rendirle cuentas a un tercero—, debes ser el doble de riguroso para mantener tu proyecto en pie.

Tercer consejo: Ten metas realistas

Abarcar demasiado no cundirá como esperas y lo más seguro es que termine por desanimarte. Exigirte una meta de 1.500 palabras al día si no has escrito en mucho tiempo no es recomendado y terminará por agotarte rápido.

Te recomendamos tener un crecimiento paulatino en tus objetivos, para que éstos no se te hagan abrumadores en mitad del proceso. Puede sonarte hasta ridículo comenzar por diez palabras, tres líneas completas o un solo párrafo, pero te servirá para crear constancia.

Esas mismas diez palabras, tres líneas completas y un solo párrafo escritos a diario harán la diferencia. Si perseveras, llegará un punto en que no escribir esa cantidad se te hará inconcebible. Ahí es cuando puedes subir tus exigencias. Un paso a la vez.

Comienza con desafíos o metas pequeñas y, cuando logres constancia, súbelas de a poco.

 

Cuarto consejo: Define la importancia de escribir para ti

¿Quieres dedicarte a esto de forma profesional? ¿Es una suerte de terapia? ¿Lo realizas como ocio? Es decisivo que cuestiones lo que significa la escritura en tu vida para dedicarte de forma práctica a ella. Todas las respuestas son válidas.

Soñar con ser escritor, pero no invertir tiempo en narrar es contraproducente. Obligarte a desarrollar capítulos sin rumbo también resulta en una paradoja. Por tanto, hacer el ejercicio de preguntarnos qué lugar ocupa esta actividad en lo cotidiano (y evaluar si realmente le damos el espacio) nunca está demás.

Esta interrogante, a su vez, puede estar presente en todas las etapas del proceso de escritura: desde que comenzamos a apuntar ideas hasta que nuestro manuscrito se publique.

Al tener la respuesta será más natural organizarnos para escribir. La “idea de escribir” no se traduce en hacerlo. Forzarte a escribir por una ambición profesional cuando lo consideras un pasatiempo es probable que termine en malos resultados.

Y para derrumbar la creencia: escribir no es siempre ameno, ni fácil, ni llevadero para el autor. Como hay días buenos y productivos, hay días llenos de dificultades que nos retan a evaluarnos constantemente en esta tarea.

Quinto consejo: Ten un plan B

Disciplina, terminar objetivos sin excepción y crear hábitos. Estás aplicando todo con gran compromiso. No tardas en ver los resultados de tu gran esfuerzo…y ocurre un imprevisto. Sabemos que hay situaciones inevitables como viajes, emergencias familiares, enfermedades o cientos de motivos de fuerza mayor que nos impedirán trabajar como quisiéramos.

Sin embargo, si tenemos un plan B (hasta C o D) para esos casos, nuestra meta de escribir todos los días no se verá afectada y nuestro propósito seguirá en pie.

En caso de no poder escribir 800 palabras un día por una razón de las mencionadas, ten la alternativa de hacer una sola frase. O un solo diálogo, o una idea. Si escribir activamente es imposible: corrige. Haz la edición de algún texto que hayas elaborado y anotaciones para su mejora. Son muchas las opciones que puedes preparar y tener a la mano.

No todos los días escribiremos bien o de modo prolífico. Lo que no puede perderse es el acto de escribir. Más aún cuando llevas un conteo considerable de días. Mientras más tiempo dediques a esto, más difícil será que lo retomes desde cero si te saltas una jornada. Por eso, metas realistas y planes de apoyo ayudarán a que tu hábito se mantenga cuidado y estable.

Planifica y ten a la mano un plan B para los momentos en que no puedas escribir como siempre. Si crees que es muy difícil la tarea en solitario, puedes unirte a un grupo de escritores e intercambiar retos.

No olvides que siempre puedes colaborar con otros si la iniciativa en solitario se te hace compleja. Existen grupos de escritura online y presencial que pueden impulsarte, así como proyectos de antologías o colecciones de escritos en común. Tener la presión añadida de responder a otros que estén en la misma página que tú puede ser ventajoso.

¡Lo principal es que no dejes de escribir! Si te das el permiso de fallar un día, lo más probable es que lo hagas si no eres estricto con tus metas.

También te recomendamos que leas sobre lo que debes saber antes de autopublicarte cuando tengas tu obra terminada, los mitos y verdades que hay sobre ese método y cómo puedes llevar tu libro digital a impreso con el sistema de Print On Demand.

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